jueves, enero 06, 2005

De esas cosas que son inescribibles

Porque las hay, ¿verdad? Hay cosas que nosotros nos guardamos. Hay días donde explotamos y sin saber como, nos convertimos en un demonio rojo que escribe un largo post mandando a chingar a su madre a una lista de personas o ventilamos un secreto, sin guardar la "debida discresión". Oh si, esa lista de personas, es una lista de nombres que precisamente nos lee en el blog.

Puede que sea un blogger al que conocemos en persona, puede que sea un blogger némesis (aquél que fijamos en nuestra mentecilla perversa como el que odiamos (pero le adoramos por dentro, quisiéramos ser como él)), puede que sea un amigo de toda la vida, pueden ser nuestros compañeros de trabajo, puede ser nuestra pareja, puede ser nuestra familia (ajá, esos que tienen un dedo en el red button de los cohetes nucleares, apuntando ya por default a nuestra casa, depa, cuarto de servicio o casita del perro (creo que son los que más miedo dan... los familiares y en segundo término, la pareja)).

Al día siguiente, pueque sentimos un poco de arrepentimiento y borramos el post, o bien, ya es demasiado tarde para eso y llegamos a cerrar el blog. O bien... si nos vale madres (como a un servidor), ahí lo dejamos colgado y no medimos las consecuencias de nuestras sagradas, aladas y doradas palabras, escritas por nuestros dedos proféticos.

Cuando mi familia se enteró que tenía un blog, tuve uno que otro problemita, sin embargo... me valió madres y a ellos, eventualmente, también. Cuando me desquité de un par de compañeritos de trabajo, me valió madres. Incluso, a veces descargo las cosas que pasan en la oficina con mi jefe y como él es un hombre sensato y maduro, ha entendido que lo mío son arranques y que es mi manera de no agarrarlo a sapes con algún perico (no hablo del suavecito). ¿Y los amigos? Bueno, la mayoría se arregla con una cerveza o un favor, a veces... ni eso es necesario, al día siguiente, ha sanado.

Sin embargo... hay un lugarcito dónde he descubierto que no vale madres.

Hay una parte que es inescribible. Una autocensura.

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